Craven sostiene que la lectura del expresionismo abstracto como reflejo de la política de la Guerra Fría en su apoyo al discurso imperialista de Estados Unidos ignora el lado descentrado, subversivo y radical de este movimiento. Esto, explica Craven, se refleja en las raíces multiculturales del Expresionismo Abstracto y en el interés de los artistas para el arte no occidental, más el hecho de que muchos de sus representantes eran de izquierda o críticos del imperialismo. El argumento de Craven se basa en la influencia del EA sobre la obra de artistas de América Latina, en particular Nicaragua y Cuba, que vieron en este estilo una forma de criticar el imperialismo estadounidense. Comenta también que críticos como Juan Acha y Marta Traba comprendieron el lado radical del EA.(F.M.).