Para Thompson, la concepción estructuralista de la historia (Althusser) como un “proceso sin sujeto” no solo condenaba al olvido la experiencia concreta de autoempoderamiento colectivo de los sectores subalternos, sino que además concedía un nuevo aliento teórico al estalinismo ideológico que, en su opinión, seguía atravesando las tesis y la práctica del Partido Comunista francés. No es casual que a la hora de clamar por un “socialismo revolucionario y democrático” en el último capítulo de su libro Miseria de la teoría (evocación de la Miseria de la filosofía que el propio Marx lanzó contra el socialismo de Proudhon), Thompson convocara nuevamente la memoria de William Morris, cuya utopía estética expresaba la posibilidad de un socialismo moral, no economista. (J.V.)